Hábitos y cerebro
- Teresa Llorens

- 28 dic 2023
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 29 feb 2024
El viaje neuronal de los hábitos, cómo pasar del propósito al hábito.

El nuevo año suele comenzar con una larga lista de propósitos, los cuáles muchas veces no cumplimos por no entender como se instauran.
¿Por qué nos sucede esto? ¿Por qué cuesta tanto instaurar un nuevo hábito en el cerebro y cómo hemos hecho para arraigar los que ya tenemos?
Los hábitos son parte integral de nuestra vida diaria, desde la forma en que nos cepillamos los dientes por la mañana hasta la manera en que nos preparamos para dormir por la noche. Pero, ¿alguna vez te has preguntado cómo estos comportamientos se arraigan en nuestro cerebro?
La formación de hábitos es un proceso fascinante que tiene lugar en las profundidades de nuestro sistema nervioso. Comienza con pequeñas descargas eléctricas de nuestras neuronas cuando realizamos una acción por primera vez. En este momento, nuestro cerebro establece una conexión entre las neuronas que se activan durante ese comportamiento específico.
Sin embargo, la magia de los hábitos radica en la repetición.
Cada vez que realizamos esa acción, nuestro cerebro refuerza esas conexiones neuronales, especialmente si experimentamos alguna forma de recompensa o satisfacción al hacerlo. Esta repetición constante conduce a la consolidación neuronal, donde esos caminos neuronales se fortalecen y se vuelven más eficientes.
Imagina el hábito de hacer ejercicio. Al principio, puede costar esfuerzo y motivación para ir al gimnasio o salir a correr. Sin embargo, con el tiempo, a medida que repites esta actividad, tu cerebro asocia la sensación de bienestar o logro con el ejercicio. Esto refuerza las conexiones neuronales que hacen que la ejecución del ejercicio se vuelva más automática y requiera menos esfuerzo consciente.
Una vez que un hábito está firmemente establecido, el cerebro crea un circuito neuronal sólido para esa acción. Este circuito hace que la ejecución del hábito sea casi automática, lo que explica por qué a menudo realizamos ciertas acciones casi sin pensar.
Es importante señalar que los hábitos también pueden estar vinculados a señales externas o contextos específicos. Por ejemplo, el aroma a café por la mañana puede desencadenar el hábito de preparar una taza. Estas señales pueden activar el circuito neuronal del hábito, llevándonos a repetir esa acción automáticamente. Sabiendo esto, podemos hacer pequeños cambios en nuestro día que nos ayuden a iniciar esa nueva tarea.
Modificar hábitos arraigados puede ser desafiante, pero no imposible.
Nuestra mente nos querrá llevar a los mismos mecanismos de siempre, con excusas muy bien elaboradas. Pero en nuestra mano está reconocer que tan solo son hábitos de nuestro cerebro y que con disciplina y foco, podemos cambiar cualquier cosa que nos propongamos. La conciencia, la práctica deliberada y la sustitución por nuevos comportamientos son estrategias clave para cambiar hábitos no deseados.
La formación de hábitos es un proceso complejo que implica la repetición, la asociación con recompensas y la consolidación de conexiones neuronales en el cerebro. Comprender cómo se arraigan los hábitos nos brinda el poder de moldear y cambiar nuestros comportamientos para mejorar nuestra vida diaria.
Este mes en la Shala vamos a explorar las profundidades de nuestro cerbero y de esas conexiones que iremos creando poco a poco.
Nos vemos en el mat.



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